domingo, 2 de febrero de 2014

4

4


Pasos de tacones por el pasillo.
Tac tac tac tac.
De arriba para abajo. Se abre un armario. Se cierra. Mas taconeadas. Un sonido de frustración. Se vuelve ha abrir el armario.  O tal vez es otro. No lo se. Se abre una puerta. Los pasos avanzan y se paran en mi puerta. 
No, no, no. No abras la puerta. No te pares.
Silencio absoluto. Me tapo la cabeza con la almohada y hago un sonido de fastidio. Me arrebujo entre las sábanas preparándome.
Se abre la puerta. Y allá va.
-Daaaaaaan. Te he dicho que te levantaras a las siete para arreglarlo todo. 
Me remuevo. 
-Enserio. Levántate. ¿Sabes que hora es? 
-Simplemente no me importa - Dije con voz ronca. 
-No me obligues a levantarte.
-Aham - Giré la cabeza e intenté volver a dormirme.
-¡Dan! - Gritó frustrada. Oí el sonido de los tacones golpeando furiosamente el suelo al acercarse a mi cama y al segundo me había destapado de pies a cabeza.
-¡Perrie! ¡Joder!
-¡Son las nueve! ¡Las nueve!
Me quité la almohada de la cara y la miré furioso. Iba con un vestido rosa muy ajustado abierto en los lados del abdomen. Era corto y los tacones la estilizaban. Madre mía, se la van a comer viva. Su cabello liso caía suelto sobre los hombros. Estaba muy guapa.
- ¡Vístete!¡Ya! - Me fulminó con la mirada y salió por la puerta.
Miré el reloj. Era cierto, era tardísimo. Si mi padre no estuviera ya en la fiesta seguramente me mataría. Me levanté de la cama y me quité la camiseta y el pantalón del pijama y los deje sobre la silla del escritorio hecho un burruño. Me puse los cascos que estaban enchufados al ipod y le di a play. Una avalancha de música me recorrió en un instante, como la adrenalina. Solo notas, ritmos. Ningún pensamiento más. Solo lo que me hacía sentir, mirar, ella me controlaba. Las letras de la canción me acariciaban y creaban una burbuja de protección contra la realidad. Como andar en un videoclip, como volar por encima de todo ajeno a las circunstancias.
Desodorante, colonia. Cojí la primera camiseta negra que encontré en el armario. Vi unos vaqueros encima de la mesa y me los puse. Calcetines y Vans negras.
Salí de la habitación y fui hacia el baño. El espejo reflejaba a un chico con ojeras, descuidado. Mi boca era puro aliento mañanero con sabor a tabaco y vodka. Los mechones lisos negros caían sobre mis ojos de forma distraída. Me peiné y me lavé los dientes y la cara. La anterior noche había vuelto a casa a las... Ni me acuerdo.
Salí del baño y bajé las escaleras hacia el hall. Después salí por la puerta y vi las luces encendidas de la tercera casa. La fiesta habría empezado hace rato mientras dormía. Gracias a Dios. Fui hacia la puerta trasera que daba a la casa pasando por el jardín, que parecía de escarcha. Paré la música del ipod y giré el pomo. 
Dentro, el aire era denso y cálido. Música de mierda sonaba y retumbaba los cimientos. Recorrí la mirada por la sala y no encontré nada interesante.
-Heeey - Voz femenina no identificada. Me di la vuelta con pocas ganas. - ¿Eres Dan Graham?
-Si - Le respondí aburrido. Mejor era irse y quedarme leyendo con mi música. La chica me miró de arriba a abajo repetidas veces y sonrió. Después miró hacia atrás y vi como sonreía a una chica. Su amiga era mona y tenía el pelo azul, lo que me gustó. Me quedé mirándola y ella no apartó la mirada de mis ojos, como si fuera un juego. 
-Graham - Una de las voces mas dulces que había escuchado en mi vida. - ¿A quién miras?
-Eh...-Carraspeé y aparté la mirada de la chica peliazul. Me centré en la bonita cara que estaba a mi lado - Nada.
Ella se rió. Al parecer la amiga de la chica peliazul había desaparecido. Y tampoco estaba la chica. Giré la cabeza y vi a Grace Bennet sonriendo a  mi lado. Era por ella por lo que había venido a la estúpida fiesta de mi hermana. Y ahora estaba agradecido. Viendo ahí, sentada mirándome. Me encantaba que me mirara, así sabía que alguna vez por lo menos pensaba en mi. Aunque ella no se fuera de mi cabeza.
-Llegas un poco tarde ¿no? - Me dijo divertida.
- Solo un poco. Es que ayer tuve concierto - le expliqué.
-Lo sé.
-¿Cómo?
-Lo sé porque estuve.
-¿Por qué no me lo dijiste? - Ella había ido a mi concierto, no me lo podía creer. Lo peor era que no me acordaba de la mitad. Me puse nervioso. ¿Y si no le gustó? ¿Y si canté mal o me equivoqué? Y lo peor de todo... ¿Con quién fue?
-¡Tranquilo! Fui con Perrie y con Rob. Lo pasamos muy bien. Me encantó, de verdad. ¡Iré a todos los que hagas!
Eso a parte de tranquilizarme me encantó y un subidón de alegría me recorrió. La cogí de la mano y me la llevé hasta la pista de baile improvisada. Pasé al lado de Perrie quien estaba bailando con un chico mas mayor que ella y esta me guiñó un ojo. La di las gracías mentalmente e hice un hueco entre la multitud para bailar con Grace. Dejé de oír la música electrónica que sonaba y dejé de preocuparme de todo. Solo me centré en la caras de diversión, sorpresa y alegría que me se formaban en la cara de Grace. 
Un rato despúes vi por el rabillo del ojo como Perrie se separaba del chico e iba hacia la barra. Se paró justo en frente de una chica. La chica peliazul. ¿Quién sería? No parecía amiga de Perrie y por sus caras estaba aburrida. Sin duda era guapa. Perrie se separó de ella con gesto ofendido y volvió a la pista de baile con el chico arrogante que no sabía bailar.
-¿Quieres algo de beber? - Le pregunté a Grace.
-Una Coca-Cola. ¡Gracias! - Me gritó entre el ruido.
La dejé bailando con una amiga suya y me fui hacia la barra. Me puse al lado de la chica peliazul quien me estaba mirando sin vergüenza.
-Eres Dan Graham. -dijo.
-¿Nos conocemos?
-Solo voy a tus conciertos.
- ¿De verdad?
Me extrañaba que una amiga/hija de ricachones/etc le gustase ese tipo de música. Pero bueno, a mi me gustaba. ¿Por qué no a ella?
-Soy Rain Black, encantada. - Y me sonrió de forma divertida.

2 comentarios:

  1. Sigue escribiendoooo me esta gustando mucho la historiaa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aww, muchaas gracias! sisi seguiré escribiendola. Me alegro que te guste*-*

      Eliminar