domingo, 12 de enero de 2014

Bienvenido a mi mente, ¿Quiere que le coja el abrigo? Hace frió fuera, sin duda. Un largo invierno, ¿No es cierto? Bueno, como todos. Venga, pase. Le enseño la casa. Aquí esta la sala de las pesadillas, los miedos y las inseguridades. No se acerque mucho. Muerden y se desatan con facilidad. Bien continuemos. No se asuste, esta casa también puede ser acogedora. Mire, esta es la habitación de los sueños y las esperanzas, los amores platónicos... Es bonita, ¿verdad? Mejor que tampoco se acerque, se su belleza se rompe con facilidad. Bueno, a ver, le enseñaré otra. Una a la que se pueda acercar y tocar. Es de las mejores, la habitación dorada. Pase... Se que no parece nada fuera de lo común: una biblioteca, libros viejos tal vez leídos demasiadas veces. Grandes estanterías y mesas de madera con lámparas. Pues bien, no se deje engañar. Cada libro, cada palabra, cada letra dibujada. Es el resultado de toda mi historia, de todas mis acciones, de todos los cambios. De cada día a día aburrido o de cada noche que merece la pena. De cada sentimiento, emoción... Todos esos libros son yo, mi historia, mi tiempo. Y aun se están escribiendo.


Domingo, flor de luz, casi increíble
día. Bajas sobre la tierra
como un ángel inútil y dorado.
Besas
a las muchachas
de turbia cabellera,
vistes de azul marino
a los hombres que te aman, y dejas
en las manos del niño
un aro de madera
o una simple esperanza. Repartes
golondrinas, globos de primavera,
te subes a las torres
y giras las veletas
oxidadas. Tu viento agita faldas
de colores, estremece banderas,
lleva lejos canciones
y sonrisas, llena
las estancias de polvo plateado.
Los árboles esperan
tu llegada
para cubrirse de gorriones. Sabe más fresca
el agua de las fuentes.
Las campanas dispersan
palomas imprevistas
que vuelan
de otro modo.
No hay nadie que no sepa
que es domingo,
domingo.
Tu presencia
de espuma lava,
eleva,
hace flotar las cosas y los seres
en un nítido cielo que no era
-el lunes- de verdad:
apenas desteñido papel, vidrio olvidado,
polvo tedioso sobre las aceras.
Y con esta entrada, os deseo buenos días.

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